Érase
una vez una mujer que estaba todo el día trabajando. La mujer se
llamaba Andrea, estaba todo el día lavando la ropa, planchándola...
Tenía dos hijos llamados Fernando y Victoria, sus hijos le ayudaban
en casa pero su marido solo estaba tumbado en el sofá o se iba al
bar con sus amigos a tomar unas cervezas, y además era muy machista,
porque decía que todos los trabajos de la casa los tenían que hacer
las mujeres y que ellas no podían entrar a trabajar a las oficinas,
empresas... y que ellas no podían salir de casa sin que le pidieran
permiso a sus maridos, y cada vez que hiciesen algo sin su permiso
excepto cosas de la casa él le tenía que pegar por no hacerle caso.
Un
día su marido se dio cuenta de que eso no podía ser así, entonces
dejó que su mujer trabajase de maestra y que saliese con sus
amigas... y él mientras hacia algunas labores de la casa para que
luego la mujer no se cansara. Él ya no salia tanto con sus amigos y
se buscó un trabajo de maquinista, tenía suficiente dinero para
darle de comer a sus hijos de comer.
Fin.
Trabajo
hecho por: Nerea e Isabel